Los salmones nacen en la cabecera de los ríos y cuando son pequeños se dejan llevar hasta el mar, maduran y cuando les toca poner los huevos suben el río, dejan los huevos y vuelven a dejarse llevar hasta el mar.
Por instinto siempre van al mismo río donde nacieron, aunque les cueste la vida, ya sea por una causa natural o artificial. A ellos no se les ocurre pensar: " no podemos pasar, vámonos a otro río", no tienen capacidad de elegir, lo hacen por instinto.
Aquí es donde viene una muy buena pregunta:
¿ Los seres humanos tenemos instinto?
La respuesta es no, porque los seres humanos tenemos la compleja capacidad de elegir y de reprimir las ideas y acciones.
La raíz de nuestro ser es la "libertad radical", que es lo que nos distingue de los animales.
Esta pequeña historia inicial nos intenta enseñar en distintos aspectos el porque somos lo que somos y hacemos lo que hacemos, o por lo menos nos incita a averiguarlo.
Paula & Chiara
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